10/1/11

Verbo sentir



Contaban las tres de la madrugada y no había nada más que dos figuras sobre la cama. Sumidos en la penumbra del televisor los dos cuerpos sentían, acariciaban piel ajena, cerraban los ojos, callaban. Contaban las tantas de un viernes cualquiera y sólo el suspiro de sus alientos era la conversación que mantenían.

El calor que desprendían neutralizaba el frío de la casa. Ella posaba la cabeza en su hombro y pensaba: Nunca me habían tocado así. Mi cuerpo ahora es suyo, me palpa, me percibe. Él, quizás en una postura similar, no decía nada y parecía no pensar. Apenas dejándose llevar, no cesaban sus manos inquietas. Su cuerpo parecía un mapa por explorar, un tesoro por descubrir, o tal vez, el nirvana escondido entre las ruinas de su cerebro tocado.

Podrían haber transcurrido diez minutos o diez años. Eternos, confundiéndose en la oscuridad, flotando lejos de aquel espacio semi-vacío. Fuera de ellos ya nada existía, el vínculo se había cerrado, la luna estaba escondida y no se oía más que el latir de sus corazones.

1 comentario:

  1. yo creo que es uno de mis verbos favoritos...y esos momentos todos los guardamos a fuego dentro de la memoria...me gusta como escribes...

    un beso

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