Pasaron dos horas como si se fueran con el aire. Y el frio se calaba en sus huesos y se filtraba con el calor. Entre arbustos, tierra y oscuridad. Embriagados en la soledad de un puente. Y se sucedieron los hechos en la noche de sábado. Sin saber muy bien ni como ni por qué.
Y ahí estuvieron. Dejándose llevar por la casualidad. La montaña, tenebrosa y fresca, les acunaba en su regazo mientras el gran campanario, sobresaliendo de los tejados, iluminaba el pueblo. Era tarde y no vieron llegar la madrugada. Y vino helada y silenciosa. Solo rota por el sonido de algún motor cascado.
Besos de canela y mordiscos en el alma de aquel lúgubre paisaje. Sonriéndole a la luna entre jadeo y lujuria. ¿Cuánto más habrían esperado esto?
Perturbados. Sin pensar en lo que pasaría después, cuando el día llegara y volvieran la mirada atrás. Intentando recordar cada detalle, cada mirada. Sin explicarse bien que es lo que les que pasó. Sin creerse nada, porque quizá todo hubiera sido un sueño.
Y tras haberse devorado lentamente el aliento sin palabras, ¿qué hacer? pisarse el corazón y taparlo con cemento, mientras salen los dos corriendo o ser capaces de abrir las manos y decirse me atrevo.
Y ahí estuvieron. Dejándose llevar por la casualidad. La montaña, tenebrosa y fresca, les acunaba en su regazo mientras el gran campanario, sobresaliendo de los tejados, iluminaba el pueblo. Era tarde y no vieron llegar la madrugada. Y vino helada y silenciosa. Solo rota por el sonido de algún motor cascado.
Besos de canela y mordiscos en el alma de aquel lúgubre paisaje. Sonriéndole a la luna entre jadeo y lujuria. ¿Cuánto más habrían esperado esto?
Perturbados. Sin pensar en lo que pasaría después, cuando el día llegara y volvieran la mirada atrás. Intentando recordar cada detalle, cada mirada. Sin explicarse bien que es lo que les que pasó. Sin creerse nada, porque quizá todo hubiera sido un sueño.
Y tras haberse devorado lentamente el aliento sin palabras, ¿qué hacer? pisarse el corazón y taparlo con cemento, mientras salen los dos corriendo o ser capaces de abrir las manos y decirse me atrevo.
Virginia F.
dejarse mecer la lujuria por otra persona bajo la luna tiene propiedades de inmortalidad...
ResponderEliminarme llevaste lejos...en otro día laboral más
un beso
...ays...
ResponderEliminarA veces los puentes se ponen de un provocador... Por eso son los sitios preferidos para amantes y/o suicidas.
ResponderEliminarlas campanas callaban, si tenían que sonar, para respetar ese momento, en el lugar donde sucedieron los hechos. Este toque policial me ha encantado.
ResponderEliminar:D
decirse me atrevo... cuánto perdemos por no pronunciar y hacr esas dos palabras...
ResponderEliminarBESOS