ilustración de Danita Art
Caminaba junto a ti, paso a paso,
recorría la senda de tu mano, sin horarios.
Y el viento que rozaba tu pelo atado
te tapaba levemente esa mirada azulada.
No sabría definirlo bien,
pero ansiaba congelar el tiempo.
Tú, que ibas a mi ritmo, cachazudo y tímido,
sabías que morían dentro mío
unas ganas incompletas, inseguras de mi misma.
Pero no dijiste nada, callaste y giraste la cabeza:
- ¿Te gusta? - dijiste.
- Si, es precioso. Quiero volver. - respondí.
- Tienes frío?
- Un poco sólo, no es nada.
¡Qué lindo aceitunado de la fronda,
y ese cielo envolvente y despejado!
Acosados por el sosiego del paisaje
se nos hizo la hora de la vuelta.
Y el sol que aún brillaba iluminó una sonrisa
que jamás sentí tan tierna y suave.
Fue entonces cuando tus brazos florecieron
y sin palabra alguna me atrapaste,
te ceñiste a mi cuerpo,
fundiéndote en la desembocadura de mi cuello
y ya podían piar los pájaros,
soplar el viento,
caer las sombras,
porque ese enlace se hizo eterno
y nada, absolutamente nada
podría con nosotros.
Pero estuvieron muy cerca ayer.
ResponderEliminarMuack!
Esa mañana la calle estaba olvidada
ResponderEliminarLa calma se filtraba entre las casas
El silencio nos acompaño media cuadra
Pensé que no se iba a ir jamás
Medias palabras, palabras a medias. El silencio habitado por matices suaves. Todo parece inconfundible cuando la vida, con su pasión tridimensional, nos desvela así un pedacito de su secreto.
ResponderEliminarSiempre amé la capacidad de la gente de hacer de lo cursi algo bello. No te ofendas, porque lo digo, o al menos trato, de decirlo objetivamente: es una cursilería muy delicada, llena de sutilezas, un paseo que culmina en ese abrazo cálido y eterno.
ResponderEliminarNo lo tomes a mal, pero esta cursilería me derritió.
Que los pájaros, viento y sombras den igual... :)
ResponderEliminar