14/4/11

Escala musical

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nde estabas entonces? Cuando solitaria y tullida cabalgaba por áridos terrenos y la estaca, aun sujeta al corazón, desgastaba el aire que mi pecho apuraba.

Re

conozco que no quiero callar sentimientos, que este temor se detenga, se arrodille ante mí la esperanza. Y proponme perversiones, ilusiones, sorpresas de media tarde que me encantan. Pues tú y yo noctámbulos siempre sobre la cama, embriagados de ron añejo yaceremos hasta mañana.

Mi

afable compañero de carcajadas, mi noche y mi día, mi escalera al cielo, mi jardín y mi flor, mi poeta y las palabras, mi madre y mi padre; mi otro Yo. Perturbado ser de las montañas, que osas penetrar en mis entrañas estremeciendo mi cuero milímetro a milímetro. Acurrúcate conmigo y no te aísles nunca. No lo hagas.

Fa

ltarán eternamente horas en nuestros días. Pasarán constantemente lentas las ausencias. Este hambre voraz de ti que me descontrola, que me atrapa y me despierta. Ya no soy yo la que habla ni la que llora. Ya se abrieron al paso las compuertas. Ya no es más invierno en esta alcoba. Diré esta vez que sí. Psicodélicamente sí, tajantemente sin duda.

Sol

ía pensar que todo era un fracaso. Nacer para sufrir, para plañir una vez por semana. Deprimirse en las esquinas, escribir siempre de condenas. Percibir a la muerte y dialogar con ella. Solía pensar que nada importaba mi vida, que el amor no entraba en mis planes y faltarían siempre las caricias. Si, solía pensar y pienso que eso, excusa del ser humano para procrear, no existía, y yo engañada persistía.

La

mento tras otro, saltaba por los escollos. El precipicio era un abismo negro y no se veía final. A sabiendas del riesgo que corría, saltar y saltar en pie me mantenía. No desistas, continúa. Madre, tú siempre acogiste mi pena, agarraste mi mano y no hubo caída. Suerte o resistencia. Hoy es hoy y las ganas siguen latiendo estridentes.

Si

nceramente, siempre sinceramente. Completamente llena. Caminito de tierra, piedritas que fui tirando. Tú las encontraste un día y seguiste mi rastro. Allí donde se amontonan los tejados, donde callejean los gatos, donde el café se sirve hirviendo y conocen tus pasos.



6/4/11

Amor que libera




Ya no soy la niña amarga
que tenía un mar de llanto
y alta ortiga por el alma.
Ya no soy la niña enferma
que al oír risas lloraba;
ya salí del solitario
bosque que me acorralaba.
Ahora soy la niña verde,
porque floreció mi calma.
Ya no soy la loca triste,
ya no soy la niña blanca,
nuevo amor ha traspasado
con el nardo de su lanza
mi corazón, que ahora tiene
un nombre de menta y ámbar.
¡Ay cuánta sonrisa noto
que trepa por mis espaldas!
¡Qué brillo tienen mis ojos
-viudos de siete mil lágrimas-!
La vida me sabe a verso
y los besos a manzana.
-El monte arregla sus pinos,
por las rocas el mar baila-.
El amor danza en mi pecho.
¡Ya me quiere! ¡Ya me aguarda!
Ya no soy la loca triste,
que al oír risas gritaba;
ahora soy la niña dulce,
ya no soy mujer amarga.



Gloria Fuertes

1/4/11


Aquellos maravillosos años