Créeme si te digo que me siento como un pájaro volando
cuando paseo a tu lado por el estrecho camino.
Y el aire limpio de las montañas
me regala soplos purificantes de oxigeno fresco.
Créeme si te cuento que soñé contigo antes de encontrarte,
y que esperé ansiosa que llegara el dia aquel.
Créeme porque no te miento, que adoro cada mañana fría
y encender la estufa a los pies.
Los halagos de la tarde,
la serenidad del pueblo y las noches cálidas piel con piel.
Créeme porque nunca tuve tantas ganas de ser la dueña de mi casa,
de reír y llorar o acostarme a las once,
de tender la ropa o contar monedas,
de ser feliz.
Créeme, todo lo que siento lo escribo en cinco estrofas,
pues no necesito mil versos libres para que, finalmente, me creas.