... cada uno de mis días es un mundo limpio y perfumado que huele a melón.
Gracias a ti todos los frutos se ofrecen a mi mano como si yo fuera el sol.
Gracias a ti sólo pruebo la miel de la esperanza.
Gracias a ti late mi corazón.
Gracias a ti mis noches más solitarias son como un kilim de Anatolia que sonríe desde la pared.
Gracias a ti al final de mi camino, sin llegar a mi ciudad, he descansado en una rosaleda.
Gracias a ti, no dejo entrar a la muerte que con sus cantos llama a mi puerta vestida con sus más sutiles ropajes y me invita al gran descanso."
Nazim Hikmet