23/3/12

Jodida pero contenta

A veces me quedo absorta y pienso que para escribir gilipolleces ya tengo este blog, así que hoy voy a escribir alguna de aquellas que se me pasan por la cabeza.

De unos meses a esta parte me han ido ocurriendo episodios de algún tipo de malestar o dolencias. Comenzó con unos dolores de muela horribles, al tiempo unos dolores de cabeza mortales, tipo migraña, acompañado de vómitos y mareos. Más recientemente me empezó a doler la espalda y cuello, tanto que se me cargaba todo de estar sentada un rato.

A causa de tanto sufrimiento y hasta los cojones ya de pasarlo mal, fui al médico. Mi médico de cabecera, que es mujer, me hizo las pruebas pertinentes y sospecho sobre una posible escoliosis. Cita en el hospital para radiografías y, en efecto, una ligera escoliosis, que probablemente fuera la culpable de mis dolores de espalda, cuello y migrañas.

Bien, pues contacto con una fisioterapeuta y osteópata y pido cita con ella. Me dice que pida cita con el traumatólogo porque lo más seguro que necesite llevar plantillas. Hay que joderse. Después de la primera visita, que fue estupendamente, me vengo a pasar unos días a Valencia y a disfrutar del ambiente fallero, ver las mascletaes, tomar unas cervecitas… ñam, ñam. Mi desgracia no había terminado aún, esos días empezaron a dolerme los pies de una manera flipante. Como si el tobillo se me fuera a salir del sitio cada vez que pisaba, de llegar a tener que caminar cojeando del insoportable dolor. En mi segunda cita con la fisio se lo comento, me examina y concluye diciéndome que apoyo mal los pies. Y es por eso que al caminar o estar parada me duele tanto. Estupendo. ¿Algo más?

Después de todo esto, y lo que está por venir, me paro a pensar que cada cierto tiempo me tiene que pasar algo, sino se ve que mi cuerpo no está contento. Con 5 años enfermé de PTI (Púrpura Trombocitopénica Idiopática), una movida vamos. Sabéis de qué va? Es algo así como que el sistema inmunitario crea unos anticuerpos que se pegan a las plaquetas y el bazo los destruye, en definitiva, que de 3.000.000 de plaquetas que debemos tener en el organismo, yo me quedé en 3.000. Un mes ingresada en el hospital y como nueva. Pero no del todo, porque el verano de 2009 me vuelve a salir otro tipo de Púrpura en las piernas. Unas manchas rojas, que se unían entre sí, y que habían empezado siendo como picaduras de mosquito. Acojonante. Sin contar con el veranito que tuve que pasar a base de cremitas, porque me salieron unas manchitas blancas por la espalda, que en principio creían que serían hongos y resultó ser otra de mis enfermedades raras, producida por la bacteria causante del acné. Tócate los cojones.

Pues nada, el percal está así, jodida pero contenta.

6/3/12

La siesta


Abro la ventana y corre el aire fresco, es mediodía y luce un sol espléndido. Me quedo mirando el paisaje, respirando intensamente. Me apetece salir, sacar a pasear a las perras. Es un día cualquiera, uno como ayer y anteayer, pero me apetece la primavera.

Llevamos tanto esperando que llueva, poder despojarse de abrigos y bufandas. Subir alto, tan alto como la montaña ceda, sentir cada piedra bajo el pie, impregnarse con el hálito que la naturaleza nos ofrece, el olor a plantas silvestres, a tierra calada.

Las perras, olfateando todo aquello que se tercie, correteando de aquí para allá, siguen nuestro paso. Se nota que les encanta la sierra, sentirse libres y dichosas por los calmos senderos.

La Sierra de Mariola brinda tantos rincones maravillosos de tanta valiosa importancia, llena de magia, de belleza, de paz, de aromas, por algo fue declarado parque natural. Su flora es muy rica en variedades vegetales, con sus hierbas aromáticas se produce el conocido Herbero, bebida espirituosa a base de licor anisado.

El día transcurre y tranquilamente en casa leo un libro, el sol sigue luciendo y la temperatura baja. La primavera está muy cerca, ya se siente, se respira. Mientras, en la soledad del sofá soy víctima irremediable de la modorra, me dejo llevar.