6/3/12

La siesta


Abro la ventana y corre el aire fresco, es mediodía y luce un sol espléndido. Me quedo mirando el paisaje, respirando intensamente. Me apetece salir, sacar a pasear a las perras. Es un día cualquiera, uno como ayer y anteayer, pero me apetece la primavera.

Llevamos tanto esperando que llueva, poder despojarse de abrigos y bufandas. Subir alto, tan alto como la montaña ceda, sentir cada piedra bajo el pie, impregnarse con el hálito que la naturaleza nos ofrece, el olor a plantas silvestres, a tierra calada.

Las perras, olfateando todo aquello que se tercie, correteando de aquí para allá, siguen nuestro paso. Se nota que les encanta la sierra, sentirse libres y dichosas por los calmos senderos.

La Sierra de Mariola brinda tantos rincones maravillosos de tanta valiosa importancia, llena de magia, de belleza, de paz, de aromas, por algo fue declarado parque natural. Su flora es muy rica en variedades vegetales, con sus hierbas aromáticas se produce el conocido Herbero, bebida espirituosa a base de licor anisado.

El día transcurre y tranquilamente en casa leo un libro, el sol sigue luciendo y la temperatura baja. La primavera está muy cerca, ya se siente, se respira. Mientras, en la soledad del sofá soy víctima irremediable de la modorra, me dejo llevar.

2 comentarios:

  1. Todo el texto trasunta un aire de libertad y frescura. Un abrazo.

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  2. 5 días al año como éste ya serían todo un reto para quien vive perseguido por las horas.

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