Me he acostumbrado tanto a vivir entre montañas que ya me cuesta respirar. La gente se amontona y me desvanezco. Aquí hace calor al medio día y por las noches te echo de menos. La ciudad es una extraña que alguna vez conocí muy bien. Y a ratos es agradable, y a ratos es sofocante, pero es mi ciudad.
No sé, ese lugar parece una maravilla...
ResponderEliminar